RESUMEN: El presente ensayo pretende realizar un acercamiento a
la conceptualización de la hermenéutica desde Hans-Georg Gadamer siguiendo su
propia estrategia enmarcada en el libro Verdad y Método, desde
el cual el autor nos ilumina sobre su manera de realizar la comprensión de un
texto y a través de él iniciar el conocimiento del lector y su posterior aplicación
en campos de desempeño, en mi caso, la
alfabetización audiovisual.
“El otro es el camino por el que uno se conoce”.
Gadamer
Considerando
que cada autor orienta sus textos desde su propia experiencia, su mundo
interior y desde su manera de comprender la realidad a la que se enfrenta y
siendo más realistas que prácticos, desde nuestra tradición histórica y
nuestros prejuicios debo honestamente pedir
disculpas a los teóricos de la hermenéutica, en especial a Gadamer y a
los lectores, por lo consignado en este
ensayo, fruto de la ignorancia en las lides filosóficas, en el que a más de
arriesgarme a sentar cátedra sobre la hermenéutica, he pretendido hacer una
aproximación al texto y al autor, con lo que siendo juez y parte, desde el
texto me dejo preguntar y le salgo al encuentro respondiéndole con sus propias
respuestas.
Para el presente
procedimiento interpretativo parto de la lectura de reflexiones acerca de
algunos antecesores de Hans-Georg Gadamer, lo que permitió extrapolar ideas y
realizar correlaciones de lo contenido en
su libro Verdad y Método. Entre los autores explorados se encuentran Platón, Schleiermacher,
Martin Heidegger, adicionados a teóricos de la pedagogía audiovisual como
Rodrigo Argüello, Len Mastermans y desde el aprendizaje autónomo como Luis
Delfín Insuasty y Frida Díaz Barriga. Lo que leerán a continuación es fruto de
toda esta amalgama conceptual.
Inicialmente, y adelantándome a las consideraciones básicas de la
hermenéutica, y con el fin de adentrarnos al texto, es necesario reconocer que
en él (como objeto de estudio) está presente la marca que ha dejado su autor,
por lo que contextualizar a Hans-Georg Gadamer
será punto obligatorio.
Este autor Alemán (1900-2002), hijo de un
científico químico, fue culturalmente influenciado por una educación
intelectual, pero contrariamente a su tiempo ya desde su época juvenil
rechazaba el uso reduccionista del método científico y de las ciencias
naturales, por lo que se decide a seguir estudios superiores en humanidades inclinándose
por lenguas, historia y filosofía. Muy tempranamente se gradúa como Doctor,
realizando su tesis sobre Platón, sumergiéndose a plenitud en la experiencia
dialógica de éste de la mano de su tutor Paul Natorp. Gadamer fue además
discípulo consagrado de Martin Heidegger (existencialismo) y de Husserl
(fenomenología), legándole todos ellos elementos decisivos en su posición sobre
“la historicidad de la comprensión como principio hermenéutico”[1], pero superándolos también a todos con su
pensamiento contemporáneo.
Con esta herencia intelectual, Gadamer
asume como problema fundamental de su teoría el “explicitar lo
que ocurre en esta operación humana fundamental del comprender
interpretativo...”.[2]
tomando como punto decisivo la tesis del proceso hermenéutico descrito
por Heidegger (su maestro) de la estructura
circular de la comprensión, encontrándole un significado mejorado al
indicarnos que no se debe tomar como un “círculo vicioso”[3], sino como un círculo que tiene un sentido ontológico
positivo[4]
en el cual el intérprete (quien lee) debe iniciar con la orientación de su
mirada a la cosa misma con el fin de
evitar subjetividades o arbitrariedades
de las ocurrencias, acción que además de ser una decisión inicial pues
quien quiere comprender un texto realiza siempre un proyectar, se repetirá de
manera constante hasta el final con paradas para revisión de lo andado y
reprogramación de la ruta a seguir.
Este proceso de mirar a la cosa misma implicaría para Gadamer
que el intérprete mire al futuro desde el presente y piense en el sentido total
del texto desde su primer acercamiento, realizando las correcciones pertinentes
en la ruta marcada conforme va avanzando hacia la comprensión, y al hacerlo no
está exento de los errores, siendo
precisamente esa la tarea constante de la comprensión, alcanzando su verdadera
esencia cuando las opiniones previas con las que el intérprete inicia no son arbitrarias sino convalidadas o confirmadas en la misma cosas[5]
En ese sentido, es tarea del intérprete
iniciar un proceso de examen de esas opiniones previas valorándolas frente a la
cosa misma (texto). Esta validación se deberá realizar no desde la perspectiva
personal de quien lee, sino haciendo inicialmente una reflexión desde el hábito
lingüístico del tiempo o época del texto o de su autor. Este proceso podría
parecer complicado, pero Gadamer[6] nos dice que
inmediatamente nos percatamos que el sentido no es el mismo, aludiremos a
prácticas lingüísticas distintas hasta que el lenguaje nos sea familiar y por
ende comprensible, esto es especialmente importante cuando se trata de textos
en los que su estructura lingüística dista de la nuestra.
Continuando con el proceso de comprender a
Gadamer, he de decir que al igual que con las opiniones previas respecto a los hábitos lingüísticos, se cumple el
proceso de la opiniones de contenido con
las que nos acercamos al texto, lo que el maestro alemán denomina “precomprensiones” y éstas son
susceptible de conformarse en problema si no podemos ser capaces de responder
un objetar al texto mismo, por lo que Gadamer considera que se debe “estar abierto a la opinión del otro”
para que la “multiplicidad de lo opinable”
no se convierta en una trampa. Para ello, el intérprete debe “querer comprender” y ahí la tarea
hermenéutica tiene otra base firme pues da por descontado que “el que quiere comprender un texto tiene que
estar en principio dispuesto a dejarse decir algo por él…Lo que importa es
hacerse cargo de las propias anticipaciones, con el fin de que el texto mismo
pueda presentarse en su alteridad y así la posibilidad de confrontar su
verdad objetiva con las propias opiniones previas”[7]
Al hablar de alteridad Gadamer incluye otro concepto importante en el proceso
hermenéutico y es el diálogo permanente entre texto e intérprete en el que se plantea
un juego interesante y fundamental de preguntas y respuestas, en el cual el
texto se expresa y responde las preguntas del intérprete y a su vez formula
interrogantes a éste, en la medida en que desafía su sentido de la comprensión.
Este juego llega a su fin dependiendo del interés del intérprete quien decide
hasta dónde se deja penetrar, hasta dónde llegan sus aspiraciones, hasta dónde
quiere que su conocimiento lo
lleve. Aquí, es necesario recordar que
con anterioridad a esta argumentación, Gadamer[8] concebía el conocimiento como fundamental para la
existencia humana, a través del cual la persona sólo desde su propio horizonte
de interpretación (que se construye constantemente) puede comprenderse y
comprender lo que lo rodea. Para el hombre cada conocimiento es una constante
interpretación y ante todo, un conocimiento de sí mismo.
Siguiendo este recorrido por la
hermenéutica desde Gadamer, encontramos el tercer punto importante en los
aportes de este autor y es la valoración
de la tradición o de la historia como elemento figurativo de la experiencia
humana considerándolo vital, pues desde ahí el hombre mira, desarrolla sus
preconceptos y toma postura frente a la cosa
a comprender. Para ello, afirma
Gadamer, que si el comprender es el carácter
óntico de la vida, al enfrentarnos a un texto hay que ser concientes de que
ese texto fue escrito por un hombre (autor) que tenía su propia existencia y
que con ella bañó el texto, lo vició con su mundo interior y lo vistió del
contexto en que vivió y creció; su cultura lo atravesó y lo marcó y ahora
nosotros al asomarnos desde nuestro presente imperfecto al marasmo de su
lectura, el texto mismo toma vida y todo
eso vuelve a importar.
De ahí entonces se entiende que Gadamer
mire al hombre existencial en el interprete, no desde el punto del presente
desde donde se proyecta frente al texto, sino tendiendo en cuenta su propia
vida, su experiencia, lo que hizo (e hicieron con él) en el pasado y así se
enfrenta al otro horizonte, el del autor, o más bien al horizonte del objeto
(texto) que ya ha empezado a tener “vida” propia por cuenta del autor y de la
tradición que ha acumulado desde su redacción hasta que llega a manos del
intérprete.
Todo este proceso antes descrito se
realiza a partir de preguntas y respuestas, iniciando con la pregunta que el
texto hace (la duda que hace acercarnos a él desde su historia, su perspectiva)
marcada en él por el autor. Luego el intérprete pregunta al texto, de quien
espera una respuesta y posteriormente a partir de la comprensión e
interpretación toma para sí la respuesta, no desde la historia del texto, sino
desde su tradición y sus prejuicios realizando el proceso de comprensión,
interpretación y aplicación, con lo que al fin se funden los horizontes en uno
solo. Un horizonte móvil que nos hace colocarnos en la posición del otro (el
texto o el autor) donde se evidencia la alteridad
entre intérprete e interpretado ajustando firmemente la posibilidad de la
objetividad del texto aún con la inclusión de los prejuicios por parte del intérprete.
En suma, es por todo este proceso de
análisis minucioso y detallado del comprender que a Gadamer se le reconoce por
su visión metodológica antes que preceptiva, pues para él el objeto de la Hermenéutica es “explicar lo que ocurre en esta operación
humana fundamental del comprender interpretativo” [9], donde el texto, el
sentido, la pregunta, el círculo (como imagen figurativa), el horizonte, lo
previo, el cómo, el contexto, la tradición, la historia, los problemas, las
reglas, los autores, hacen maravilloso este juego de comprender el comprender.
Por eso, nosotros (y el lector perdonará el atrevimiento, pues la ignorancia es
atrevida) hemos jugado a la hermenéutica sin ser concientes de ello; y así como
el buen jugador juega el juego que el otro quiere jugar, nosotros comprendemos
eso que queremos comprender y que el texto deja descubrir, ese es el verdadero encuentro del que muchos escritos sobre
hermenéutica hablan…. y… ¿qué encuentro no es agradable?.
Llegado a este punto, y una vez que este
ejercicio mental ha servido de pretexto
(y pre-texto) para redescubrir las bondades de la hermenéutica, he de decir que
la propuesta de Gadamer con su obra Verdad y Método brinda una sencilla manera
de comprender de una manera didáctica lo que ya desde el pasado Platón,
Schleiermacher, Dilthey, Heidegger y otros, nos teorizaban a través de los
docentes en la frías aulas universitarias sin que nos encontráramos. Ahora, al verdaderamente leer el texto, me he dejado decir algo de él y al hacerlo se ha
ensanchado mi horizonte con el horizonte del objeto que comprendí, que para este caso específico fue el mismo
Gadamer.
A partir de ese encuentro, debo resaltar que no obstante los prejuicios que tenemos desde la formación como profesionales de las
ciencias humanas y sociales, Gadamer encaja perfectamente en nuestra
perspectiva de proyecto de vida tanto personal como laboral en el cual
dedicamos gran parte del esfuerzo en buscar, desde la pedagogía y didáctica, la
mejor forma de hacer que los principios de lo crítico social y del aprendizaje
autónomo se puedan transferir a mejores posibilidades de enseñanza que
propicien un verdadero cambio social, y con la hermenéutica podemos encontrar
la base teórica que sustentan procesos prioritarios como el de la lectura
autorregulada[10]
tan necesaria para aprender a aprender y enseñar a pensar.
Por otra parte, considero que Gadamer al
apuntar hacia el carácter interpretativo del ser humano abona mucho al actual
mundo de la modernidad tecnológica en el que nos movemos, constituyéndose el comprender en un elemento definitivo
para la alfabetización audiovisual[11] y la “lectura de discurso” que ya actualmente incluye códigos
lingüísticos, lógicos, tipográficos, icónicos etc. Es innegable el gran aporte
que la hermenéutica hace a las ciencias sociales en el aquí y ahora, donde la percepción, los principios
gestálticos, las preferencias de la audiencia y la popularización del saber a
través de la gestión del conocimiento son la orden del día y para lo cual
Gadamer aporta un importante marco teórico para comprender la civilización de
la videoesfera, que se caracteriza por una anarquía organizada de mensajes que
compiten entre sí a través de los medios masivos de comunicación en los que,
como en el proceso filosófico de este autor, el lenguaje es el mediador.
Trabajos específicamente relacionados con
lectura formal, fílmica y valorativa de imagen, transusbtancialización e
incluso análisis semánticos basados en imágenes (ASBI)*, fácilmente podrían aprovechar la tesis neohermenéutica planteada por
Gadamer, pues todos parten de reconocer que la percepción visual es un complejo
proceso de recepción e interpretación significativa de información, donde ojo y
cerebro tienden a comprender y organizar
lo que vemos imponiéndole un sentido racional, aunque particularizado por la
experiencia de cada individuo[12]. Y asumiendo que la
imagen es una representación abstracta de nuestro mundo sensorial mediatizada
por el entorno y la cultura, se colige que el hombre para realizar sus imágenes
no sólo tienen en cuenta la contemplación de lo que viene (el objeto a
observar), sino también de lo que fue (prejuicios), y a partir de ello
percibe…comprende.
Así, el hombre es lo que comprende y ese
comprender le abre un sitio en este siglo, un siglo que Gadamer conoció de
principio a fin y que por supuesto marcó
su obra y a través de ella me encontré
y me conocí un poco más.
MARTHA Cé ROMERO MORENO
BIBLIOGRAFÍA
ARGUELLO, Rodrigo. Imago
Mundi. Bogotá 1995. Editorial UNISUR.
DIAZ BARRIGA Frida y
HERNANDEZ GERARDO. Estrategias docentes para un aprendizaje significativo.
México1998. McGrawHill.P 149.
GADAMER,
Hans-Georg. Verdad y
Método. Salamanca 1991:Ediciones Sígueme.
GALINDO CÁCERES, Jesús. Técnicas de investigación en
sociedad, cultura y comunicación. México: 1998. Pearson.
INSUASTY.Luis
Delfín. Citado por GALVIS , Matilde. Revista experiencias de mediación
cognitiva. UNAD-CAFAM. Bogotá.
LUGO RENGIFO, Gerardo
Luis. Esbozos sobre la hermenéutica de Gadamer.
MASTERMAN,
Len. La enseñanza de los medios de comunicación. Madrid. 1993. Ediciones de la
torre.
UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA. UNAD.
Módulo 01.PD. Hermenéutica y Comunicación. Especialización en Pedagogía para el
desarrollo del aprendizaje Autónomo.
[1] GADAMER. H.G Citado por LUGO RENGIFO Gerardo Luis. Esbozos sobre
la hermenéutica de Gadamer. Documento electrónico. Disponible en : http:// www.monografías.com.. Consultado Abril
12 de 2007.
[2] Idid.
[5] Ibid. Pág 333.
[6] Op.Cit. GADAMER. Pág.334
[7] Op. Cit. GADAMER. 335.
[8] GADAMER, H.G. Tomado de Hermenéutica y Comunicación. Módulo 01.
P.D Bogotá. 1999.UNAD. Pág. 51.
[9] Op. Cit. GADAMER.UNAD Pàg 8.
[10] ELOSÚA y GARCÍA. Citado por DIAZ BARRIGA Frida y HERNANDEZ
GERARDO.Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. México1998.
McGrawHill.P 149.
[11] MASTERMAN, Len.
La enseñanza de los medios de comunicación. La enseñanza de los medios de
comunicación. Madrid. 1993. Ediciones de la torre. Pág. 16-17.
* El análisis Semántico Basado en la imagen ASBI se localiza dentro
de la tradición creciente del análisis cualitativo. Está arraigado en la
etnometodología y, por lo tanto, comparte esa orientación general.
[12] ARGUELLO, Rodrigo. Imago Mundi. Bogotá 1995. Editorial UNISUR.
Capítulo 2.
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