miércoles, 23 de enero de 2013

COMPRENDIENDO A GADAMER… UN PRE-TEXTO PARA HACER HERMENÉUTICA DESDE LA HERMENÉUTICA


RESUMEN:   El presente ensayo pretende realizar un acercamiento a la conceptualización de la hermenéutica desde Hans-Georg Gadamer siguiendo su propia estrategia enmarcada en el libro Verdad y Método, desde el cual el autor nos ilumina sobre su manera de realizar la comprensión de un texto y a través de él iniciar el conocimiento del lector y su posterior aplicación en  campos de desempeño, en mi caso, la alfabetización audiovisual.
 


“El otro es el camino por el que uno se conoce”.
Gadamer

Considerando que cada autor orienta sus textos desde su propia experiencia, su mundo interior y desde su manera de comprender la realidad a la que se enfrenta y siendo más realistas que prácticos, desde nuestra tradición histórica y nuestros prejuicios debo honestamente  pedir disculpas a los teóricos de la hermenéutica, en especial a Gadamer  y  a los lectores,  por lo consignado en este ensayo, fruto de la ignorancia en las lides filosóficas, en el que a más de arriesgarme a sentar cátedra sobre la hermenéutica, he pretendido hacer una aproximación al texto y al autor, con lo que siendo juez y parte, desde el texto me dejo preguntar y le salgo al encuentro respondiéndole con sus propias respuestas.

Para el presente procedimiento interpretativo parto de la lectura de reflexiones acerca de algunos antecesores de Hans-Georg Gadamer, lo que permitió extrapolar ideas y realizar correlaciones de lo contenido en  su libro Verdad y Método. Entre los autores explorados se encuentran Platón, Schleiermacher, Martin Heidegger, adicionados a teóricos de la pedagogía audiovisual como Rodrigo Argüello, Len Mastermans y desde el aprendizaje autónomo como Luis Delfín Insuasty y Frida Díaz Barriga. Lo que leerán a continuación es fruto de toda esta amalgama conceptual.

Inicialmente, y adelantándome  a las consideraciones básicas de la hermenéutica, y con el fin de adentrarnos al texto, es necesario reconocer que en él (como objeto de estudio) está presente la marca que ha dejado su autor, por lo que contextualizar a Hans-Georg Gadamer  será punto obligatorio.

Este autor Alemán (1900-2002), hijo de un científico químico, fue culturalmente influenciado por una educación intelectual, pero contrariamente a su tiempo ya desde su época juvenil rechazaba el uso reduccionista del método científico y de las ciencias naturales, por lo que se decide a seguir estudios superiores en humanidades inclinándose por lenguas, historia y filosofía. Muy tempranamente se gradúa como Doctor, realizando su tesis sobre Platón, sumergiéndose a plenitud en la experiencia dialógica de éste de la mano de su tutor Paul Natorp. Gadamer fue además discípulo consagrado de Martin Heidegger (existencialismo) y de Husserl (fenomenología), legándole todos ellos elementos decisivos en su posición sobre “la historicidad de la comprensión como principio hermenéutico”[1],  pero superándolos también a todos con su pensamiento contemporáneo.

Con esta herencia intelectual, Gadamer asume como problema fundamental de su teoría el “explicitar lo que ocurre en esta operación humana fundamental del comprender interpretativo...”.[2]  tomando como punto decisivo la tesis del proceso hermenéutico descrito por Heidegger (su maestro) de la estructura circular de la comprensión, encontrándole un significado mejorado al indicarnos que no se debe tomar como un “círculo vicioso”[3], sino como un círculo que tiene un sentido ontológico positivo[4] en el cual el intérprete (quien lee) debe iniciar con la orientación de su mirada a la cosa misma con el fin de evitar subjetividades o arbitrariedades de las ocurrencias, acción que además de ser una decisión inicial pues quien quiere comprender un texto realiza siempre un proyectar, se repetirá de manera constante hasta el final con paradas para revisión de lo andado y reprogramación de la ruta a seguir.

Este proceso de mirar a la cosa misma implicaría para Gadamer que el intérprete mire al futuro desde el presente y piense en el sentido total del texto desde su primer acercamiento, realizando las correcciones pertinentes en la ruta marcada conforme va avanzando hacia la comprensión, y al hacerlo no está exento de los errores, siendo precisamente esa la tarea constante de la comprensión, alcanzando su verdadera esencia cuando las opiniones previas con las que el intérprete inicia no son arbitrarias sino convalidadas o confirmadas en la misma cosas[5]

En ese sentido, es tarea del intérprete iniciar un proceso de examen de esas opiniones previas valorándolas frente a la cosa misma (texto). Esta validación se deberá realizar no desde la perspectiva personal de quien lee, sino haciendo inicialmente una reflexión desde el hábito lingüístico del tiempo o época del texto o de su autor. Este proceso podría parecer complicado, pero Gadamer[6] nos dice que inmediatamente nos percatamos que el sentido no es el mismo, aludiremos a prácticas lingüísticas distintas hasta que el lenguaje nos sea familiar y por ende comprensible, esto es especialmente importante cuando se trata de textos en los que su estructura lingüística dista de la nuestra.    

Continuando con el proceso de comprender a Gadamer, he de decir que al igual que con las opiniones previas respecto a los hábitos lingüísticos, se cumple el proceso de la opiniones de contenido con las que nos acercamos al texto, lo que el maestro alemán denomina “precomprensiones” y éstas son susceptible de conformarse en problema si no podemos ser capaces de responder un objetar al texto mismo, por lo que Gadamer considera que se debe “estar abierto a la opinión del otro” para que la “multiplicidad de lo opinable” no se convierta en una trampa. Para ello, el intérprete debe “querer comprender” y ahí la tarea hermenéutica tiene otra base firme pues da por descontado que “el que quiere comprender un texto tiene que estar en principio dispuesto a dejarse decir algo por él…Lo que importa es hacerse cargo de las propias anticipaciones, con el fin de que el texto mismo pueda presentarse en su alteridad y así la posibilidad de confrontar su verdad objetiva con las propias opiniones previas”[7]

Al hablar de alteridad Gadamer incluye otro concepto importante en el proceso hermenéutico y es el diálogo permanente entre texto e intérprete en el que se plantea un juego interesante y fundamental de preguntas y respuestas, en el cual el texto se expresa y responde las preguntas del intérprete y a su vez formula interrogantes a éste, en la medida en que desafía su sentido de la comprensión. Este juego llega a su fin dependiendo del interés del intérprete quien decide hasta dónde se deja penetrar, hasta dónde llegan sus aspiraciones, hasta dónde quiere que su conocimiento lo lleve.  Aquí, es necesario recordar que con anterioridad a esta argumentación, Gadamer[8] concebía el conocimiento como fundamental para la existencia humana, a través del cual la persona sólo desde su propio horizonte de interpretación (que se construye constantemente) puede comprenderse y comprender lo que lo rodea. Para el hombre cada conocimiento es una constante interpretación y ante todo, un conocimiento de sí mismo.

Siguiendo este recorrido por la hermenéutica desde Gadamer, encontramos el tercer punto importante en los aportes de este autor y es la valoración de la tradición o de la historia como elemento figurativo de la experiencia humana considerándolo vital, pues desde ahí el hombre mira, desarrolla sus preconceptos y toma postura frente a la cosa a comprender.  Para ello, afirma Gadamer, que si el comprender es el carácter óntico de la vida, al enfrentarnos a un texto hay que ser concientes de que ese texto fue escrito por un hombre (autor) que tenía su propia existencia y que con ella bañó el texto, lo vició con su mundo interior y lo vistió del contexto en que vivió y creció; su cultura lo atravesó y lo marcó y ahora nosotros al asomarnos desde nuestro presente imperfecto al marasmo de su lectura,  el texto mismo toma vida y todo eso vuelve a importar.

De ahí entonces se entiende que Gadamer mire al hombre existencial en el interprete, no desde el punto del presente desde donde se proyecta frente al texto, sino tendiendo en cuenta su propia vida, su experiencia, lo que hizo (e hicieron con él) en el pasado y así se enfrenta al otro horizonte, el del autor, o más bien al horizonte del objeto (texto) que ya ha empezado a tener “vida” propia por cuenta del autor y de la tradición que ha acumulado desde su redacción hasta que llega a manos del intérprete.

Todo este proceso antes descrito se realiza a partir de preguntas y respuestas, iniciando con la pregunta que el texto hace (la duda que hace acercarnos a él desde su historia, su perspectiva) marcada en él por el autor. Luego el intérprete pregunta al texto, de quien espera una respuesta y posteriormente a partir de la comprensión e interpretación toma para sí la respuesta, no desde la historia del texto, sino desde su tradición y sus prejuicios realizando el proceso de comprensión, interpretación y aplicación, con lo que al fin se funden los horizontes  en uno solo. Un horizonte móvil que nos hace colocarnos en la posición del otro (el texto o el autor) donde se evidencia la alteridad entre intérprete e interpretado ajustando firmemente la posibilidad de la objetividad del texto aún con la inclusión de los prejuicios por parte del intérprete.

En suma, es por todo este proceso de análisis minucioso y detallado del comprender que a Gadamer se le reconoce por su visión metodológica antes que preceptiva, pues para él el objeto de la Hermenéutica es “explicar lo que ocurre en esta operación humana fundamental del comprender interpretativo[9], donde el texto, el sentido, la pregunta, el círculo (como imagen figurativa), el horizonte, lo previo, el cómo, el contexto, la tradición, la historia, los problemas, las reglas, los autores, hacen maravilloso este juego de comprender el comprender. Por eso, nosotros (y el lector perdonará el atrevimiento, pues la ignorancia es atrevida) hemos jugado a la hermenéutica sin ser concientes de ello; y así como el buen jugador juega el juego que el otro quiere jugar, nosotros comprendemos eso que queremos comprender y que el texto deja descubrir, ese es el verdadero encuentro del que muchos escritos sobre hermenéutica hablan…. y… ¿qué encuentro no es agradable?.

Llegado a este punto, y una vez que este ejercicio mental ha servido de pretexto (y pre-texto) para redescubrir las bondades de la hermenéutica, he de decir que la propuesta de Gadamer con su obra Verdad y Método brinda una sencilla manera de comprender de una manera didáctica lo que ya desde el pasado Platón, Schleiermacher, Dilthey, Heidegger y otros, nos teorizaban a través de los docentes en la frías aulas universitarias sin que nos encontráramos. Ahora, al verdaderamente leer el texto, me he dejado decir algo de él y al hacerlo se ha ensanchado mi horizonte con el horizonte del objeto que comprendí, que para este caso específico fue el mismo Gadamer.

A partir de ese encuentro, debo resaltar que no obstante los prejuicios que tenemos desde la formación como profesionales de las ciencias humanas y sociales, Gadamer encaja perfectamente en nuestra perspectiva de proyecto de vida tanto personal como laboral en el cual dedicamos gran parte del esfuerzo en buscar, desde la pedagogía y didáctica, la mejor forma de hacer que los principios de lo crítico social y del aprendizaje autónomo se puedan transferir a mejores posibilidades de enseñanza que propicien un verdadero cambio social, y con la hermenéutica podemos encontrar la base teórica que sustentan procesos prioritarios como el de la lectura autorregulada[10] tan necesaria para aprender a aprender y enseñar a pensar.

Por otra parte, considero que Gadamer al apuntar hacia el carácter interpretativo del ser humano abona mucho al actual mundo de la modernidad tecnológica en el que nos movemos, constituyéndose el comprender en un elemento definitivo para la alfabetización audiovisual[11] y la “lectura de discurso” que ya actualmente incluye códigos lingüísticos, lógicos, tipográficos, icónicos etc. Es innegable el gran aporte que la hermenéutica hace a las ciencias sociales en el aquí y ahora,  donde la percepción, los principios gestálticos, las preferencias de la audiencia y la popularización del saber a través de la gestión del conocimiento son la orden del día y para lo cual Gadamer aporta un importante marco teórico para comprender la civilización de la videoesfera, que se caracteriza por una anarquía organizada de mensajes que compiten entre sí a través de los medios masivos de comunicación en los que, como en el proceso filosófico de este autor, el lenguaje es el mediador.

Trabajos específicamente relacionados con lectura formal, fílmica y valorativa de imagen, transusbtancialización e incluso análisis semánticos basados en imágenes (ASBI)*, fácilmente podrían aprovechar la tesis neohermenéutica planteada por Gadamer, pues todos parten de reconocer que la percepción visual es un complejo proceso de recepción e interpretación significativa de información, donde ojo y cerebro tienden a comprender  y organizar lo que vemos imponiéndole un sentido racional, aunque particularizado por la experiencia de cada individuo[12]. Y asumiendo que la imagen es una representación abstracta de nuestro mundo sensorial mediatizada por el entorno y la cultura, se colige que el hombre para realizar sus imágenes no sólo tienen en cuenta la contemplación de lo que viene (el objeto a observar), sino también de lo que fue (prejuicios), y a partir de ello percibe…comprende.

 Así, el hombre es lo que comprende y ese comprender le abre un sitio en este siglo, un siglo que Gadamer conoció de principio a fin  y que por supuesto marcó su obra y a través de ella me encontré y me conocí un poco más.
  
MARTHA Cé ROMERO MORENO

BIBLIOGRAFÍA

ARGUELLO, Rodrigo. Imago Mundi. Bogotá 1995. Editorial UNISUR.

DIAZ BARRIGA Frida y HERNANDEZ GERARDO. Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. México1998. McGrawHill.P 149.

GADAMER, Hans-Georg. Verdad y Método. Salamanca 1991:Ediciones Sígueme.


GALINDO CÁCERES, Jesús. Técnicas de investigación en sociedad, cultura y comunicación. México: 1998. Pearson.

INSUASTY.Luis Delfín. Citado por GALVIS , Matilde. Revista experiencias de mediación cognitiva. UNAD-CAFAM. Bogotá.

LUGO RENGIFO, Gerardo Luis.  Esbozos sobre la hermenéutica de Gadamer.

MASTERMAN, Len. La enseñanza de los medios de comunicación. Madrid. 1993. Ediciones de la torre.

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA. UNAD. Módulo 01.PD. Hermenéutica y Comunicación. Especialización en Pedagogía para el desarrollo del aprendizaje Autónomo. 




[1] GADAMER. H.G Citado por LUGO RENGIFO Gerardo Luis. Esbozos sobre la hermenéutica de Gadamer. Documento electrónico.  Disponible en : http:// www.monografías.com.. Consultado Abril 12 de 2007.
[2] Idid.
[3] HEIDEGGER, M. Citado por GADAMER. Verdad y Método. Salamanca 1996:Sígueme. Pág. 332
[4] GADAMER. Verdad y Método. Salamanca 1996:Sígueme. Pág 333
[5] Ibid. Pág 333.
[6] Op.Cit. GADAMER. Pág.334
[7]  Op. Cit. GADAMER. 335.
[8] GADAMER, H.G. Tomado de Hermenéutica y Comunicación. Módulo 01. P.D Bogotá. 1999.UNAD.         Pág. 51.
[9] Op. Cit. GADAMER.UNAD Pàg 8.
[10] ELOSÚA y GARCÍA. Citado por DIAZ BARRIGA Frida y HERNANDEZ GERARDO.Estrategias docentes para un aprendizaje significativo. México1998. McGrawHill.P 149.
[11] MASTERMAN, Len. La enseñanza de los medios de comunicación. La enseñanza de los medios de comunicación. Madrid. 1993. Ediciones de la torre. Pág. 16-17.
* El análisis Semántico Basado en la imagen ASBI se localiza dentro de la tradición creciente del análisis cualitativo. Está arraigado en la etnometodología y, por lo tanto, comparte esa orientación general.
[12] ARGUELLO, Rodrigo. Imago Mundi. Bogotá 1995. Editorial UNISUR. Capítulo 2.

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