Teniendo en cuenta las funciones
misionales de la Universidad y su importancia en el devenir del desarrollo y
bienestar del mundo a través del conocimiento, como centros de pensamiento estamos
llamados a ser espacios que privilegien el diálogo de saberes y referido al
aporte para el postconflicto, como diría María Emmna Wills del Centro nacional
de Memoria Histórica en visita hace 15 días a la nuestra universidad, servir de
caja de resonancia para que temas como la paz, la memoria de las víctimas y las
lecciones aprendidas desde las comunidades y desde los entes gubernamentales
puedan pasar a otros públicos, se pueda ayudar a la democratización del
conocimiento.
Por ello desde la academia se debe
trabajar por convertirnos, en especial desde la investigación, en intelectuales
anfibios que puedan moverse en distintos contextos y poder mediar y por qué no,
traducir saberes entre distintos públicos y en este momento especial que vive
el país, poder reivindicar que el valor
de la experiencia del otro, ya sea gobierno o ciudadano, cuenta tanto como la
del erudito y hasta del adversario y por tanto no deben estar separados sino
trabajando juntos.
Por eso, en la universidad
Autónoma del Caribe queremos comprender el conflicto no como un ejercicio
académico desde los libros, sino desde los saberes, las estéticas, las palabras
de las víctimas, las políticas públicas, los actores intervinientes, las
percepciones de la gente, la mediación de saberes con los estudiantes, el
activar la conciencia de la comunidad educativa frente a temas sociales , en un
esfuerzo de reconocimiento y de aporte a una paz integral, completa, que pasa por los acuerdos, la justicia, las
leyes, la reivindicación y la reparación, pero por sobre todo, por la esperanza
de una reconciliación y de una paz duradera construida en colectivo.
Está bien muy bien y es
totalmente acertado y obligatorio que desde la universidad se intervenga en
temas como justicia transicional, la implementación de acuerdos para
posconflicto, impactos de la guerra en las regiones desde todos los frentes,
desarrollo territorial etc y en eso estamos trabajando, pero el llamado es
definitivamente que entre todos, contando con la comunidad educativa,
ciudadanía, gobierno, gremios, adversarios, entendamos que tenemos una cuota de
responsabilidad en la construcción de paz y que es diaria, constante y
atemporal, sin fecha de vencimiento.
Uniautónoma por ello ha venido trabajando
desde sus docentes y estudiantes en proyectos reales, contextualizados y
tangibles. Foros, cátedras de paz para estudiantes, producción de contenidos,
proyectos de investigación, desarrollo de pensamiento y gestión relacionados
con la paz han sido promovidos por esta institución. Uno de los últimos es haberse
convertido en Grupo Regional de Memoria Histórica en su propósito de promover
condiciones para que la gente, las organizaciones hagan memoria y para ello se
inició con el primer proyecto referido al caso emblemático del desplazamiento
de la Vereda la Bonga en Mahates Bolivar, centrándonos, no en la victimización
que vivieron fruto del desplazamiento forzado a manos de grupos paramilitares
de la zona de Montes de María, sino en el cómo llegó esa población a pasar de
un conflicto de exclusión inicial a una convivencia con la comunidad receptora
como lo fue Palenque, a la que logran incorporarse y convivir manteniendo miradas
distintas, pero tramitando el conflicto con lo que ellos mismos denominan
“hermandad”. Uniautónoma quiere reconocer los dispositivos culturales que
tienen esas comunidades para tramitar el conflicto, cómo gestionaron esos
dispositivos, estudiar con ellos esos mosaicos de fortalezas culturales
intervenidas por el lenguaje que les ha permitido vivir en comunidad. Con ello,
esperamos que esas lecciones aprendidas por estas comunidades sirvan para
promover formas de construcción de paz para todos, reales pero contextualizadas.
Que nos ayuden a tramitar lo que viene, porque a futuro no es la homogenización
de pensamientos, ideologías, culturas, la que nos ayudará a vivir juntos. Eso
es imposible de lograr, lo que puede ayudarnos es la reconciliación, el respeto
por el otro, el tramitar los conflictos sin violencia y conseguir espacios de
participación respetuosos y consensuados donde haya espacio para asentir y para
disentir, para crecer juntos, sobre una base de confianza en las leyes, las
políticas y la justica. Porque si de algo estamos seguros es que lo más difícil
está por venir, la implementación de los acuerdos, la sostenibilidad del
proceso y el lograr la confianza en un nuevo postconflicto.
No será sencillo, pero para eso
estamos hoy acá, para seguir conociendo, pensando y actuando para lograr una
paz completa y posible.